martes, 3 de abril de 2012

Bienvenida Paulina....


La expectativa era mucha. Desde hace días se venía cocinando el gran acontecimiento. Las mujeres andaban histéricas, en especial desde que fue revelado el sexo de la bebé: mujer. La naturaleza, que durante décadas se ha empeñado en hacer de las Valencia un matriarcado incontestable, le daba una nueva razón de celebración. Su juntaron, murmuraron en facebook una reunión tan alegre como un carnaval. Todas, en especial ellas que todo lo celebran, le estaban haciendo una previa de honor. Si otra Valencia habría de llegar al mundo, ellas, herederas de un espíritu indomable, serían las encargadas de dar, al menos, con los primeros suspiros en el nuevo mundo, en este mundo, su energía que ha sostenido durante décadas no solo a ellas mismas, sino a todos los demás que a su lado hemos caminado y hemos sobrevivido gracias a su contacto.

Pues bien Paulina, has llegado. Es posible que hayas escuchado revolotear esta colmena de abejas incansables que son las Valencia. Acostumbrate, ese será el sonido de muchas veladas, te estarán cuidando en las noches hasta que te duermas, le darán su brazo a tu querida madre cuando esté cansada. Te podría hablar de todas, pero gastaríamos tiempo innecesario, así que puedo resumir todo ese exceso de cariño en dos personas: tu mamá y tu abuela. No es necesario que haga hincapié en las cosas evidentes como que te adoran con el alma, y si fuera necesario más, entonces pondrán los riñones sin chistar. Eres alguien que han esperado por años. No ahora, o hace unos meses cuando decidió tu mamá que vinieras. Eres la guía que durante años las llevó por un camino de duros tropezones, pero que al final siempre tuvo el mismo objetivo: la familia. No están llenos de monedas, que nunca te faltarán,querida, pero ten la confianza que te acompañarán hasta su último aliento. Y te digo, yo que he sentido lo mismo, que ese es el tesoro de la vida. No habrá dinero que pague esa pasión. Por ahora, solo percibes en los minutos –pocos según me han contado- que estás despierta, que te cargan, que te llevan, que te cantan (aunque cuando tengas los años suficientes deberías solicitar que paren de hacerlo) Pero después, sentirás, muchos años después, que a pesar de los años y de muchas derrotas, su voz permanece firme y con el amor intacto. Por ahí verás a tu abuela querida, Gisela, más feliz que nunca con este milagro que se ha puesto tu nombre. Pues así verás igual a tu mamá dentro de algunos años. Y te garantizo, querida Paulina, prima querida, que no hay valor más grande en el sinuoso camino de la vida que ese afecto eterno.

Yo por mi parte me sumo a la celebración. En la distancia te observo en fotos y no puedo parar de darte las gracias por que le (nos) has devuelto algunas sonrisas que se nos habían perdido en los últimos años. Eres hermosa, no podía ser menos (gracias a Dios, hasta ahora no te pareces a tu papá). Yo y mi esposa te damos la bienvenida a esta familia, al menos a la mía que también tiene orgullosamente el Valencia en el aviso de la entrada. Ahí te dejo a tu tío Andrés, el ser humano más noble y grande que ha parido la tierra para que te enseñe, entre muchas cosas, el valor de la amistad. Y a tu tía Susana, la dulzura de la casa, deberás aprender que a pesar de todas las circunstancias, buenas o malas, la sonrisa es lo último que se deja de regalar. Estas en excelentes manos querida niña, has llegado a una familia de personas increíbles, festejamos, celebramos, sonreímos. Gracias por devolvernos la fiesta, gracias por devolvernos la ilusión.

Gracias por llegar.